¡Que suene la cesta!

Quedan 2´10´´ para el final. Dos abajo. Hay que jugársela desde la línea de 6.25. Una de "tres" nos llevaría a la gloria... Flexiono, armo el brazo, me levanto y a dejar que suene la cesta. Tengo la muñeca tonta. Reflexiones acerca del deporte rey. Por mí.

5/07/2007

Casablanca, por mi compañero Manuel Jabois

Los que nos dedicamos con vago entusiasmo a las cositas livianas de la villa aún echamos en falta la ausencia por los periódicos de un tipo como David Casablanca. Le puso rostro al ascenso de 2004, y durante la recepción en el Concello las chavalas se le echaban al abanderado y Casablanca agitaba su melena negra, entre la fatiga y la ternura, haciéndole un ardoroso guiño a una mujer inconcreta para desmayo de la muchachada. Las crónicas decían que Casablanca era un lateral zurdo de cierto recorrido, pero entre la afición ya se vislumbraba un Maldini. Hasta que una madrugada Casablanca cogió el coche después de una trompetada de vino, lo petó de niñas y se llevó por delante una rotonda, un coche y lo que hizo falta: se negó a hacer la prueba, faltaría más, y acabó en el calabozo. Iba Casablanca para Beckham y no acabó en Farruquito de milagro. Como al jugador, también en el Pontevedra las aguas bajaban turbias, y el chaval cogió la puerta y se fue a Castellón empapado en una suerte de alcohol y leyenda. Esta semana reapareció Casablanca por videoconferencia a dar cuenta de aquella peripecia. A través de la pantalla, con la cabeza un poco inclinada y los largos pelos cubriendo sus pómulos, en lugar de declarar parecía que de un momento a otro se iba a atrever con el The Final Countdown. Pero fue sólo un susto: se limitó a decir que había bebido una botella de vino con varias chavalas más, que cogió primero la rotonda y que su velocidad era la correcta, como no podía ser de otra forma. Los agentes de la Local dijeron que llevaba los “ojos rojizos”, tenía el “rostro pálido”, “hablaba embarulladamente” y apenas “podía mantenerse en pie”: ¿y todo eso habiendo bebido una botella de vino entre cinco? Casablanca debe saber que más importante que la inocencia es la reputación.