¡Que suene la cesta!

Quedan 2´10´´ para el final. Dos abajo. Hay que jugársela desde la línea de 6.25. Una de "tres" nos llevaría a la gloria... Flexiono, armo el brazo, me levanto y a dejar que suene la cesta. Tengo la muñeca tonta. Reflexiones acerca del deporte rey. Por mí.

10/04/2006

No lea este artículo. Mire al campo... (Por Roberto Palomar)


¿Qué hace leyendo este artículo? ¿No le he avisado ya de que no lo lea? Mire al campo, no pierda detalle: el césped, los espectadores, el calentamiento, las redes, el balón. ¿Sigue leyendo? Bien. Usted lo ha querido. Ahí va el rollo:El fútbol. Pocos juegos resultan tan apasionantes. Lo tiene todo. Es divertido para jugarlo y para verlo. Es muy fácil de entender, lleva más de cien años prácticamente con las mismas normas y, además, cuenta con la regla más inteligente del deporte: el fuera de juego. Acaso sea esto, el fuera de juego, lo que hace complejo un juego tan simple. El baloncesto lo ha intentado imitar con el ‘campo atrás’. El balonmano ha hecho otro tanto con el ‘juego pasivo’. Pero no es lo mismo. La excepcional dificultad que aporta el fuera de juego al fútbol es una de las cuestiones fundamentales en este deporte.La tipología de los futbolistas es otra baza capital. Todo el mundo puede jugar al fútbol. Es una disciplina en la que cabe cualquier individuo: altos, bajos, gordos, flacos, listos, menos listos, virgueros sin físico, fortachones sin técnica, pillos, espabilados, disciplinados, espíritus libres, individualistas, jugadores de equipo, talentosos, albañiles del balón...En pocos deportes como en el fútbol se puede ver un retrato vital tan perfecto. La extensión del terreno, el número de jueces (un árbitro y dos líneas), la duración del juego convierten cada partido en un pequeño universo. Hay una ley que cumplir, un trabajo que hacer, un objetivo que alcanzar e infinitas formas de conseguirlo: lícitas o ilegales, de forma brusca o haciendo una labor de orfebrería, en solitario o en compañía de otros, llevándose bien o llevándose mal... ¿No les suena? ¿No han visto antes eso en su vida cotidiana? Hay ganadores y perdedores e incluso cabe el empate como reflejo de una monotonía que también alcanza a un juego lleno de incertidumbres.El fútbol se puede disfrutar durante toda la vida. Desde el primitivo impulso de patear una piedra con dos años de edad, hasta la virguería del futbolista profesional en el cenit de su carrera. Y cuando, por razones de edad, se deja de jugar al fútbol, se goza igual viendo jugar a otros. Durante todo ese tiempo, desde la primera patada a la piedra hasta que vemos el último partido de nuestra vida, el fútbol no habrá cambiado nada. Seguirá con su perfecta imperfección. ¿Por qué once jugadores y no diez? ¿Por qué cuarenta y cinco minutos cada tiempo y no cincuenta o una hora? ¿Por qué limitar el campo con esa raya imaginaria que traza el fuera de juego? ¿Por qué sólo un árbitro para controlar a veintidós tipos? ¿Por qué con los pies y no con las manos?En fin, tampoco hace falta darle demasiadas vueltas. Cierre este programa, mire al campo, vea el partido, disfrute del juego. Goce con el mejor divertimento que ha inventado el ser humano para dar rienda suelta a sus imperfecciones, a su infalibilidad. El fútbol. Pocos juegos resultan tan apasionantes... Bla, bla, bla. Le advertí que no lo leyera.